Clasificación de los seres vivos
Según el
número de células que los forman, los seres vivos se pueden clasificar en unicelulares
y pluricelulares.
Unicelulares:
Son todos
aquellos organismos formados por una sola célula. En este grupo, los más
representativos son los protozoos -ameba, paramecio, euglena-, que sólo pueden
observarse con un microscopio.
Pluricelulares:
Son todos
aquellos organismos formados por más de una célula. Existe gran variedad de
ellos, tales como los vertebrados (aves, mamíferos, anfibios, peces, reptiles)
y los invertebrados (arácnidos, insectos, moluscos, etc.).
En los
vegetales, podemos tomar como ejemplos a las plantas con flores (angiosperma),
sin flores típicas (gimnospermas), musgos, hongos, etcétera.
Los
organismos pluricelulares presentan una determinada organización de sus
células, en distintos niveles, que son:
Célula: mínima unidad que forma parte de
un ser vivo.
Tejido: conjunto de células que tienen
características y funciones similares y con un mismo origen.
Órgano: conjunto de tejidos unidos y
coordinados para cumplir una función específica. Por ejemplo: pulmón, corazón,
estómago, etcétera. En el caso de los vegetales, son considerados órganos: la
raíz, las semillas, las hojas, las flor, etcétera.
Sistemas: resultado de la unión de varios
órganos, los cuales funcionan de una forma coordinada para desempeñar un rol
determinado. Por ejemplo: se habla de Sistema Digestivo, Renal, Circulatorio,
Nervioso, Reproductor, etcétera.
Organismo: es un ser vivo formado por un
conjunto de sistemas, que trabajan armónicamente.
Existen
seres vivos que no tienen órganos o sistemas estructurados, pero poseen una
organización sencilla, esto les permite un buen desarrollo. Si un órgano se
daña o altera provoca una desorganización del ser vivo.
Las tres
partes básicas de toda célula son: la membrana plasmática, el citoplasma,
y el núcleo.